miércoles, 16 de noviembre de 2011

Artículos

El problema es creer

                        
Cómo creer. Es el problema. En la pasada campaña electoral, un candidato a gobernador realizó su proselitismo con el siguiente slogan: “Para volver a creer”. Resulta que el mismo candidato está hoy comprometido con el carrusel de pensiones del Consejo Superior de la Judicatura. Supuestamente utilizó su cargo de magistrado para favorecer amigos políticos a punto de jubilarse, para mejorar el promedio de las mesadas de sus amigos.
Cómo creer en el gobierno Santos, por ejemplo, cuando quiso, aunque lo niegue, reformar la constitución con el fin de favorecer a las mafias. En tal esperpento resultaron comprometidos los tres poderes: El ejecutivo propuso la reforma; el legislativo la ajustó y la aprobó, además le colgó los micos habidos y por haber, justo con una Comisión de Conciliación experta en colgar no solo primates sino toda clase de animales. Fama tiene por ejemplo el senador Jesús Ignacio García en estos menesteres. Y cómo creer en las cortes si para ellos iban los mayores beneficios: la ampliación de sus periodos, el mejoramiento de sus salarios, la garantía de jugosas pensiones cuando apenas el 15.5% de los colombianos tienen acceso a una jubilación.
Y ahora viene de nuevo el expresidente Uribe en lo que más le gusta: mostrarse como el redentor de un país que no tiene redención. Aquí, donde no creemos en la izquierda ni en la derecha. Aquí donde la izquierda abusó del erario público en Bogotá. Una familia, con signo divino de oposición montó la empresa más criminal de que se haya tenido noticia para saquear las arcas de la ciudad más importante. Y ahí está Petro, rodeado de ineficiencia, dando palos de siego, con absoluta ingobernabilidad. Aquí, donde la derecha fue capaz de exterminar un partido político.
¿Será porque el colombiano natural y silvestre no cree en la derecha ni en la izquierda que el expresidente Uribe decidió tomar el caballito del centro? El problema es cómo creer en un señor comprometido con un gobierno con altísimos índices de corrupción, la infraestructura del país estuvo paralizada durante ocho años, no creó un solo espacio educativo nuevo, no realizó un solo mejoramiento en las condiciones de inversión, provocó la mayor concentración de la riqueza como nunca antes se había visto, dejó en estado cataléptico al sistema de salud, sus amigos, de la mafia, están en la cárcel por diversos delitos. Cómo creer en un expresidente que se gastó el más alto presupuesto que gobierno alguno haya tenido en las fuerzas armadas, y no pudo derrotar a un minúsculo grupo de guerrilleros octogenarios, lo que quiere decir que la solución no estaba en la guerra.
Creer, entonces, se vuelve el más serio inconveniente del país. La gente de la calle no tiene expectativas, los jóvenes dicen que este país es “una pichurria”, los viejos manifiestan que da lo mismo morir aquí o en cualquier lugar. Hemos perdido el sentido de identidad. No somos nada, no nos interesa los triunfos o los fracasos. Creemos que este país no tiene futuro, no tiene asidero, que este suelo no nos pertenece. No creemos en nuestra gente, en nuestras fuerzas. Desconfiamos de todo y de todos. Creemos que nuestra patria es una caricatura. No creemos en ideologías ni en religiones. Pensamos que siempre nos engañan, y hemos concluido que a este país no lo arregla ni el putas. 
 







La desaceleración económica


                                1de Junio de 2012

La desaceleración económica del país llama a una alerta. Ya lo anticipan los economistas más prestigiosos. El ex-ministro José António Ocampo, por ejemplo, señala sectores puntuales que presentan mermas en el crecimiento: La agricultura, la producción industrial, la infraestructura, la construcción. Sin duda los efectos se verán en corto plazo, y la peor afectación va a estar en el empleo, pues las ramas señaladas, son las que absorben los mayores índices de mano de obra. Afectado el empleo, afectados los más pobres.
El crecimiento económico, según el DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas), concluye que ha sido del 4.7% para el presente periodo, mayo de 2011-junio de 2012, impulsado especialmente por la minería y las grandes obras de infraestructura. ¡Pero a qué costo! Nuestra minería se desarrolla a cielo abierto, afecta el suelo muchas veces productivo; y la riqueza hídrica, contaminando y atentando contra nuestros ríos y quebradas. ¿Valdrá tal sacrificio? En un futuro cercano veremos grandes extensiones convertidas en desiertos, ya que el subsuelo, de donde se extraen minerales, oro, plata, platino, fundamentalmente, es volteado a la superficie, sepultando la capa vegetal útil para el nacimiento y desarrollo de las plantas, con los susodichos perjuicios a la fauna y la supervivencia humana.
El otro sector, el de las mega-obras, dañan grandes extensiones del suelo, intervienen el natural desenvolvimiento de las fuentes de agua, dañan la relación ecológica volviéndola insostenible, desplazan a los habitantes de la zona, interrumpen su vocación productiva, con la consecuente aparición de fenómenos conexos al exceso de asueto, consumo de drogas, prostitución, raterismo, fuentes de violencia y descomposición de las estructuras básicas sociales como los grupos familiares.
Aterrizando en el Huila, ¿qué nos deja la Represa del Quimbo?
Sin duda un sinnúmero de campesinos desplazados, miles de hectáreas que antes se dedicaban a la producción de arroz, cacao y actividades pecuarias inundadas; afectación de la ictiología del río Magdalena proveedor de buena parte de la proteína animal requerida por nuestros pobladores, sensible baja en la productividad agrícola y ganadera, daños irrecuperables en la población circundante y en la población del departamento. Esta situación presentada a futuro cercano no será compensada por los planes de amortiguamiento con que está comprometida la empresa constructora, y la riqueza que producirá cada Kilovatio no lo vamos a ver en nuestras límpidas manos, porque ella parará en manos de los inversionistas, como es lógico en este sistema anacrónico de la utilidad desbordada.
Sin duda la crisis de la economía internacional pronto nos tocará. La afirmación de que estamos blindados es otro sofisma. Si el Dólar y el euro se revalorizan nuestras importaciones quedan en desventaja. El efecto: perderemos divisas por el flujo de mayor de importaciones; y lógico, el empleo se verá afectado prontamente. Y si le agregamos el Fenómeno del Niño pronosticado por la Agencia Americana de Meteorología, nos quedará rezar para sobrevivir a una crisis sin precedentes como la que coinciden en anunciar nuestros más serios economistas. Entonces, tal vez, nos darán razón los desarrollistas cuando afirmábamos que proyectos como “El Quimbo” eran nefastos para nuestra sobrevivencia.
Solo nos puede salvar nuestra propia autosuficiencia. 




Otros artículos

La literatura peruana

                                   
Perú es de  los países vanguardia en la literatura latinoamericana. De allí, de Cuzco, es el gran Inca Garcilaso de la Vega, y el inventario de nombres se hace interminable. Baste por ahora mencionar a Cesar Vallejo, el gran poeta nacido en Santiago de Chuco en 1892 y muerto en París en 1938, sin par en nuestra lírica, declamado desde sus dos obras cumbre, “Los heraldos negros” y “Trilce” por las nuevas generaciones, fresco como si hubiera nacido ayer.
Y podemos detenernos en Ciro Alegría, José María Arguedas, Alfredo Bryce Echenique, Edgardo Rivera Martínez, Julio Ramón Ribeyro, Carlos Eduardo Zabaleta, sin dejar de nombrar a su premio Nobel, Mario Vargas Llosa, el mapa de las letras peruanas es inmensamente grande y de primer orden, como pocos países de nuestro hemisferio en su pasado.
Hoy, no podría encontrar ejemplos más distinguidos: Alonso Cueto, limeño, nacido en 1954, con pinta europea, obtiene el premio Herralde de novela, su perspectiva literaria involucra el cuento y la novela, lo ha llevado a explorar desde la narrativa de sentimientos hasta la novela negra, teniendo como temática la clase media limeña. El otro escritor que se destaca es Santiago Roncagliolo, con rostro de niño prematuro, corresponde a las nuevas generaciones de las letras peruanas, obtuvo en 2006 el premio Alfaguara, nacido en Miraflores, Lima, en 1975, se ha convertido en una de  las promesas más recientes de las letras peruanas, y junto a Cueto, y a otros nombres de la provincia peruana, conforman la literatura realista que toma visos universales.
Ha sido pues enriquecedora la breve estación por la cultura y las letras peruanas, estar en la casa de la literatura en Lima, conocer escritores de la provincia cusqueña, compartir con poetas de esta tierra, con mujeres que han tomado en sus manos el tejer versos y contar historias. Una connotada, Elvira Ordoñez, y una esclava de la palabra en la fundación nacional de la poesía, Noris Rojas Morote, persisten con terquedad para iluminar el horizonte del verso femenino, como una realidad que canta por las calles y los parajes de un país que vive y que palpita.
Sin duda el Perú es algo más que Vargas Llosa. Es la tonada impresionista de sus voces que se conforman en cada rincón de un país que ha buscado su identidad, que se consolida como patrimonio de creación permanente, con esos ponderables heredados del imperio más grande que existiera en suramérica, que bordeara Colombia y se extendiera sobre las cumbres de las montañas jóvenes andinas hasta Chile.
Convencidos de esa realidad, los peruanos son conscientes de su legado, porque guardan la esperanza de la resurrección de su poder, de su cultura, de su ciencia, apenas interrumpida un día cuando al intruso se le atravesaron las cúspides, sin entenderlas, sin valorarlas, creyendo que esta patria de los hijos del sol era solo las manillas y pendientes oropéndulas. Sobre eso no estaba su alma, empotrada en el fulgor de las piedras. Estaba sobre el orgullo de una piel calcinada por la intemperie, y por la paciencia para labrar muros con que hoy gritan su eterna existencia.   




Caso Tig, más común…


Tengo la firme impresión de que el problema por el que pasa la gobernadora electa del Huila, Cielo González, con el caso Tig S.A. y su llamado a juicio, más que un acto doloso, tiene que ver con la ignorancia técnica de su secretario de hacienda y de su tesorero, lo que ha servido para tejer mantos de duda sobre su honradez, sobre la imposibilidad de gobernar al departamento, situación aprovechada por sus enemigos, reales o gratuitos, que resultan de la actividad política. Todo radica en la forma omnipotente como los nominadores eligen a sus inmediatos colaboradores, pues pese al riesgo, no toman medidas para identificar las condiciones personales y profesionales del nominado.
Es imposible que un gobernador o un alcalde puedan reunir elementos que aseguren eficiencia de sus colaboradores por simple intuición. Pese a que tantos de estos funcionarios son llevados a delitos, y son sancionados por los entes de control, o paran en las cárceles, los recién elegidos no se percatan de que tienen que tecnificar la forma de escoger sus cuadros de dirección. A pesar de los riesgos, nombran funcionarios de primer nivel por recomendaciones políticas, por simpatías personales, por participación en campaña, sin considerar requisitos, y que den confianza en el desempeño, lo que redunda en ineficiencia, en decisiones dolosas, en pobre trabajo de equipo, en malos resultados administrativos. No se entiende por qué un gobernador, un alcalde, una vez elegido no arma un equipo asesor capacitado para escoger a sus colaboradores, abre una convocatoria para nominar por méritos, y como la siguen embarrando, continúan arriesgando.
Lógico que todo el mundo entiende que un nominador gobierna con sus amigos, que debe dar participación a quienes participaron de la campaña, pero como están en juego los recursos públicos, la amistad o el copartidismo no basta: el funcionario tiene que saber tomar decisiones a corto, mediano y largo plazo, tener capacidad de operar sobre presión, conocer la normatividad relacionada con el cargo, saber delegar lo delegable, interpretar el programa de gobierno, poseer integridad ética, entender la filosofía de gobierno.
Las universidades pueden ayudar, o existen ONGs que pueden aportar con confianza en los procesos, para dejar de elegir a funcionarios de primer nivel con el dedo y que después metan al nominador en embrollos por absoluta ignorancia, o por perfidia, como en el caso en comento cuando se invirtieron dineros en “pirámides” sin la necesaria seguridad de recuperarlos.
Deberían recordar los gobernadores y alcaldes elegidos por estos días que la ignorancia  no es disculpa para castigar un delito y que el papel de la justicia es castigar, lo que desde luego está bien porque para eso la comunidad tiene jueces e instancias de control. El mismo caso puede estar sufriendo el actual gobernador Sánchez. Y el alcalde Conde, de Aipe. O el padecido por el ex-alcalde Paredes, de La Plata. Igual a los aprietos del gobernador Navarro, de Nariño, González, de Cauca… Muchas veces producto de la ignorancia de sus equipos, sin que falten casos reales de robo al erario público.
Con esa rapidez como se dan los gabinetes se comete el mismo error: ya están alcaldes y gobernadores  nombrando secretarios por bonitos, porque son de familia prestante, porque son recomendados por el doctor tal, tan presumidos e ignorantes, más que una tapia, más brutos que un bulto de papas.  Si les contara…      











¿Qué nos pasa?


Existen hechos que remueven las entrañas. Cada día, con mayor frecuencia, nos encontramos con acontecimientos que causan náuseas. Uno de esos casos tiene que ver con el abuso a una menor. Encuentro, en una oportunidad, en casa de Carlina Leguízamo, una niña encargada a su cuidado, debido a su generosidad, por el Comisario de Familia y el Cura de La Argentina, Huila, mientras le encuentran hogar definitivo. La pobre niña, cuyo nombre no se publica por obvias razones, apenas habla, exageradamente tímida busca abstraerse a sostener relaciones con otras personas.
Agreguemos que no sabe leer ni escribir, apenas ahora asiste a la escuela. Cuenta con doce años, tiene una mirada huidiza, aun con brillo, un rostro lozano y delicadas líneas, una piel  trigueña hermosa, y crece masticando resignada su tragedia.
Ha sido abusada por su padre. Cuando escucho tal afirmación siento que no puedo guardar reposo, que voy a vomitar, me esfuerzo por no hacerlo delante de ella. Pero todavía hay más: ha sido abusada desde los siete años. ¿Cómo un padre puede hacer tamaña bestialidad? ¡No encuentro con qué compararlo! Los animales salvajes no hacen tal cosa, por simple conservación natural, entonces, un hombre de tal calaña, es peor que las fieras.
Pero la sorpresa no termina. Tiene un bebe. Pregunta por su hijo, del que ha sido separada por funcionarios de Bienestar Familiar para darlo en adopción, y llora. Es hijo de ella y de su padre, lo tuvo cuando tenía once años, todo con el consentimiento de su madre quien por miedo no denunciaba ni era capaz de oponerse a las diabólicas acciones de su inhumano marido.
Hasta aquí estoy sorprendido. Amargos pasan los alimentos que Carlina me ofrece. La niña desea estar con su hermana. ¿Dónde está su hermana? No se sabe; Bienestar la entregó en adopción. También la hermana era abusada por su padre desde antes de cumplir los siete años. A los diez la hicieron abortar. Lloraba cada vez que su padre la obligaba…
Los huevos tibios se me devuelven; no soy capaz de comer más. Y lo peor, la niña llora, pide estar con su familia, es como si aceptara resignada su condición, y como si se sintiera obligada a lo vivido durante tantos años con su padre y la complicidad indolente de su  madre, algo que noto en su silencio, en el reflejo de sus ojos tiernos, en la forma como camina para asistir a la escuela con el afán de aprender a leer y contar números que ahora la embolatan si cuenta de uno a cinco. Me pregunto ¿Qué nos pasa? ¿Hasta donde también yo soy culpable? Y esta historia, como de la peor hard-boiled (novela negra), queda marcada con su profunda huella en mi memoria y mi impotencia






Reflexiones de un lagarto
                        

Como saben, tengo piel dura, cambia según mis necesidades, según la luz y según el ambiente. Siempre gano, tengo también facilidad para restaurar mis partes, es decir que si me cortan la cola, o uno de mis miembros, de inmediato se regeneran, y como no siento dolor, sin problema puedo desplazarme por entre los zapatos de mis posibles agresores.
Ante todo me gusta que me nombren. Hay cargos fáciles donde me siento cómodo, puedo dormir mi siesta con las patas sobre el escritorio y la cabeza recostada en un blando sillón, y me gustan las secretarias que toman mi mano para firmar documentos. Como soy perezoso de nacimiento no tomo decisiones, eso lo dejo a los subalternos, yo me encargo de los aspectos que dejen réditos, eso es indelegable. No pongo atención a personajes impertinentes, que critican en los periódicos, a chismosos columnistas sin oficio, que desprestigian mi inoperancia y mi moldeada personalidad. Me gustan también los contratos sin objetivo claro, soy capaz de presentar un recomendado de oscuro origen, para que el nominador invierta el presupuesto, y de paso que me quede comisión, no inferior al veinte por ciento.
Siempre gano. Conozco a los dirigentes de todos los partidos, y los dirigentes de todos los partidos me conocen, saben que soy de confianza, prudente, hago lo que tengo que hacer, y siempre les toca lo suyo. Celebro cuando mi candidato gana, y si pierdo procuro felicitar a tiempo al ganador, le declaro mi apoyo en aras a la unidad y al interés general, y participo de la celebración del triunfo y de la respectiva comisión de empalme.
Soy el más indicado para todos los cargos, tengo títulos, falsos o legales, en todas las profesiones; soy asesor de imagen, experto en protocolo y culinaria, sé cómo debe servirse un tinto, y cómo y cuándo se debe acercar un decreto, en el momento en que el nominador está cansado, sin disposición para leer, que es casi siempre. Cuando no hay proyecto para mí, invento un proyecto. Si no hay cargo para mí, invento un cargo. Firme usted señor, todo está dentro de la Ley, y, si no, reformamos la Ley.
Como pueden notarlo a veces soy azul, otras rojo; ahora soy amarillo por eso de la moda; también puedo ser verde o de color ladrillo. Como al ganador lo están investigando, me he vuelto intermitente, titilo en colores diferentes, parezco un árbol de navidad, y por si acaso me he vuelto columnista para criticar sin ofender, para señalar problemas pero sin sostenerle a nadie. Si alguien me ve por la calle, salúdenme diciéndome “doctor”; eso me satisface y da prestigio. Además, gobernador o alcalde, van a pensar que soy infalible en su nueva administración. 






Que vivan los estudiantes.
Diógenes Díaz Carabalí
“Que vivan los estudiantes jardín de nuestra alegría
son aves que no se asustan de animal ni policía
y no le asustan las balas ni el ladrar de la jauría
/caramba y zamba la cosa, que viva la astronomía/”.


Apropiado el inicio de la canción de Mercedes Sosa, Violeta Parra o Los Guaraguao, todas magníficas interpretaciones, para hacer apología al compromiso con que los estudiantes asumen los conflictos. Hay un dicho de que cuando se es joven uno es marxista, en la edad adulta uno es liberal y en la ancianidad se es conservador. Y algo tiene de cierto, si se mira la sensibilidad ante los problemas sociales, y el deseo de cambiar el mundo con que sueña la juventud.
Los estudiantes han logrado transformaciones importantes en la sociedad moderna más que las guerras mundiales o los movimientos de liberación, por lo menos perdurables a las revoluciones con que muchos nos ilusionamos durante casi todo el pasado siglo. Los levantamientos estudiantiles de 1968 provocaron mayores transformaciones sociales, políticas y económicas en todo el mundo, que cualquier revolución armada. Fueron los estudiantes con sus cuotas de sangre los que provocaron la apertura y la nueva visión del socialismo en China.
Y en nuestro caso los estudiantes jugaron papel de primera línea en la caída del dictador Rojas Pinilla, y elementos importantes en la convocatoria de la Asamblea constituyente para la proclamación de la Constitución de 1991, que aunque hecha pedazos, hoy nos rige.
En el mundo el movimiento de los indignados es promovido por los jóvenes; por los estudiantes. Nuevas herramientas sirven a sus procesos de convocatoria. El mail, las redes sociales, la facilidad de las comunicaciones independientes, son mecanismos para citarse y reunirse. Estas protestas son la manera de denunciar el caníbal capitalismo salvaje; son la manera de manifestar que el neoliberalismo y la globalización colapsa, lo mismo que el mercado como único regulador de la economía, de la economía de papel con ricos ficticios que se derrumban con un pestañear de ojos.
El paro de los estudiantes universitarios, con apoyo de amplios sectores sociales, ha puesto en jaque gobiernos de fuerte poder policiaco como Chile, Argentina, México; llega a Colombia. Una Ministra de educación ignorante, que quiso copiar un modelo fracasado para reformar la educación, es el motivo del paro estudiantil. Pero atrás de eso hay otras expresiones: oponerse al modelo económico, al poder de las multinacionales y al capital flotante; es un paro contra quienes usufructúan los recursos naturales de los países pobres —caso Emgesa, en el Huila— y dejan como únicos réditos sus contaminantes y el daño al planeta. Después se marchan a causar daño en otras esferas, y los dueños a vivir de la frivolidad que tanto daño causa a la sociedad de hoy, no caracterizada precisamente por la calidad de la educación, como lo asegura el presidente Santos, sino por la mediocridad de que tanto se sirve la economía volátil de estos tiempos.
Sin duda los estudiantes sueñan con un mundo mejor, y que lo hereden muchas generaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario